Tres minificciones especulativas
ESPEJOS
Desnuda me planto frente al espejo. Me miro. Son importantes los diálogos con una misma; por eso, cuando pongo punto final, la mujer del reflejo sale.
Somos muchas viviendo en este castillo que no conoce la desmemoria.
MONSTRUA
Hambre. Tengo hambre. En el fondo del océano, hiberné durante siglos. Viví en mis sueños y los reiné. Cuando mi ojo despertó, deseé la luz del sol. Menguó la somnolencia y nadé hasta la superficie.
La evolución nos regresó a las mujeres al agua. Nos fortalecimos. Los hombres, pequeñísimos, aburridos, enclenques, palidecían sobre el desierto. Eran muchos y enloquecían. Tan pronto como salí del mar, me tuvieron miedo. Intentaron agredirme, pero soy giganta: reí y estallaron sus oídos. Con mis garras los hice albóndigas para satisfacer mi apetito.
MAGIA
Si no lo hago terminaré lanzándome por la ventana. Las cosas podrían salir mal, pero tampoco tengo muchas opciones. Así que abro el libro en la página indicada, bebo la pócima de un jalón y con voz firme leo el conjuro. Cuando regreso en mí, vuelo en el espacio a diez millones de años luz de la Tierra.
Sonrío. Por fin he regresado a casa.
-Yuri Bautista
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